El
calendario marcaba el 16 de febrero de 1868, tras arduos preparativos y vencer
escollos innombrables, un puñado de radialistas, impresores, tipógrafos y estudiantes
sacaban a la luz el primer número del periódico Combatientes del Cauto, un verdadero suceso editorial de la época.
Al
cumplirse el aniversario 50 de este jalón en el ámbito del periodismo, sus
protagonistas, casi todos miembros de la
delegación de base de jubilados de la Unión de Periodistas de Cuba en Granma,
se reunieron en la Casa de la prensa para evocar aquel hecho y que no pasara
por alto a las presentes y futuras generaciones la idea de que el periodismo siempre
ha de estar a tono con su tiempo.
De
aquella tropa bisoña quedan pocos integrantes, las caras ayer lisas, muestras
los surcos del tiempo implacable, la
huella de muchos años acumulados en las espaldas, pero mantienen intacto el espíritu de “salvar cubanía” después de
cinco décadas transitando la senda de la letra impresa.
Desde
la capital viajó lleno de emoción Orlando de la Torre (Tato), aquí lo espetaban
Ángel Sánchez Conteras, director de aquel impreso que protagonizó tiradas
diarias y luego semanales durante ocho años, le acompañaron Pedro Mora Estrada,
Evaristo Tamayo Palacios, Gumersindo Molinet (doctor Triguá), Edgar Fonseca,
Ibrahín Verdecia, Elio Montero, José Ángel Ramírez Durán, Raciel Pérez Martínez
y la estudiante de periodismo Ángela Valdés y Julio Báez, líder político
natural y dirigente partidista,
Guillermo Almenares y Víctor Benítez, corresponsal obrero del Sindicato de la
Salud, entre otros.
Combatientes del Cauto surge,
como sus antecesores: El Cubano Libre,
propugnado por Carlos Manuel de Céspedes y retomado un siglo después después
por Ernesto Guevara y Patria, liderado por José Martí, ante la necesidad de convertirse en el órgano
político oficial de la lucha contra los colonialistas
españoles, la tiranía de Fulgencio Batista y en el caso de Combatientes… para
contar las peripecias del estreno de un contingente agrícola.
Esta
fuerza produciría alimentos para las tropas que librarían combates en la guerra de todo el pueblo, según concepto
fidelista, ante una hipotética agresión militar, pero sus redactores también
reflejaban todo el acontecer social, cultural, político: fue órgano oficial de la región del Partido Cauto-Bayamo-Jiguaní,
antes de la División política de 1975.
Desde
la Granja número 8 donde los contingentistas hacían parir la tierra en condiciones similares
a las de guerra: carentes de electricidad, combustible y otros alicientes de la
vida moderna, los redactores y técnicos y obreros de Combatientes, en
condiciones análogas, letra a letra como mismo hizo Johann Gutemberg el creador
de la imprenta de tipos móviles y como los periódicos del siglo XIX sacaron la
luz su amada publicación fue una proeza
para estos tiempos.
Como
toda publicación que se respete tenía secciones culturales, deportivas, sociales,
de noticias, pero la más gustada por los
lectores fue la denominada Tócalo con
limón, devenida ¡Al machete! plena
de crítica mordaz y penetrante.
Así
y después en mejores condiciones, ya en Bayamo, estuvieron ejerciendo el
periodismo hasta 1977 cuando junto al periódico original manzanillero La Demajagua (que hacía una labor similar en la región del
Guacanaybo y toda la costa granmense) se fundieron en uno para dar lugar al
actual periódico provincial que asumió el nombre La Demajagua en el cual muchos de los periodistas golfeños y de la
Llanura del Cauto hicieron armas en el periodismo bien entendido, ejemplo para
el presente y para ilustrar y formar a las nuevas generaciones de redactores
reporteros.
Alguien
medio en broma y mucho en serio dijo: ”Nos queda otro medio siglo para seguir
aportando”.
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